Rosario, 04 de Octubre del 2010
una nota elaborada por Marcelo Kopp, Director Institucional IESERH, que fue publicada en la Revista de Bomberos y que fue girada a las Instituciones de Base de Bomberos Voluntarios ( 700 en todo el país, más de 40.000 bomberos y otros tantos dirigentes).
El rol de las instituciones
En una palabra, la Cultura que adquirimos en nuestros primeros años de vida se gesta en el seno de la familia.
La forma que aprendemos, la mirada que tenemos sobre el resto de la humanidad y nuestros semejantes, la manera de juzgar el comportamiento de otros, las personas que admiramos en el mundo y la importancia que damos al estudio, al trabajo, a los amigos, etc... PROVIENEN del ejemplo familiar.
Es por eso que fácilmente coincidiremos que la Familia es la institución más importante de la sociedad en la que vivimos.
Con el paso de los años muchas miradas cambiarán... y tal vez, algunas personas que considerábamos equivocadas terminarán siendo justas.... y el ejemplo de un padre honesto y trabajador quizá sea suplantado por el modelo de un aventurero que en quince minutos de fama se hizo millonario, sin trabajar.
Pero lo más probable es que eso no suceda... y las enseñanzas de la infancia se consoliden de tal forma que nada ni nadie podrá contaminar ni torcer los pilares de nuestra formación, lograda en los primeros años de vida.
El ser humano es una integridad única e irrepetible, gestada en la institución más importante y esencial que tiene la sociedad: la Familia.
Esta puede tener distintas formas.... puede faltar la madre, el padre o ambos... quizá sus roles fueron suplantados por uno solo de ellos, o por los abuelos o por un hermano mayor que se hizo cargo. Podemos haber pasado muchas necesidades, hambre y frío quizá, o también es posible que en esa familia no haya habido títulos educativos o trabajo estable.
Pero nadie se ha criado en la soledad y el desamparo total... porque el ser humano no podría subsistir ni un minuto. A diferencia de los animalitos que pueblan la tierra que rápidamente se independizan y cortan sus ataduras, el ser humano no podría independizarse totalmente antes de los cinco o seis años... a riesgo de morir en el intento. Es cierto que muchos chicos a esa edad ya están viviendo en la calle, en condiciones de abandono y miseria, lo cual habla muy mal de nosotros como adultos. Hubo entonces para ellos, una ausencia de contención institucional y pagaremos muy caro como sociedad esta falencia.
Pero no sólo la familia interviene en la estructuración de la vida social del ser humano. Lo hace también la ESCUELA , en algunos casos los CLUBES SOCIALES, los PARTIDOS POLÍTICOS, las ASOCIACIONES VECINALES, etc.
Quienes han tenido la suerte de participar en la institución bomberil seguramente valorarán de por vida lo que allí aprendieron.
Un lugar para aprender a vivir y que por lo tanto hay que defender mucho, es la Asociación de Bomberos Voluntarios de cada lugar. Allí, a través del ejemplo, quienes participan de su vida institucional aprenden a compartir, a servir, a formar parte de un equipo, a trabajar colectivamente, a enfrentar el peligro y el dolor, aprenden técnicas para enfrentar los siniestros, para relacionarse con otros, se descubren héroes increíbles, etc.
Cada cuartel seguramente en su historia tiene algún momento de gloria, gestado por aquellos voluntarios que demostraron una destreza ejemplar o bien, un arrojo especial para enfrentar el peligro. Y esa historia particular de cada lugar, le concede al cuartel una mística determinada que le permite trascender en el tiempo y sobrellevar los momentos de crisis que cualquier institución tiene.
También posee esa Asociación un grupo de personas de la comunidad que ha decidido transformar ese pequeño mundo en el mejor de los mundos posibles, promoviendo iniciativas que aportarán los equipos que faltan, las obras que se necesitan, el instrumental indispensable para estar a tono con los tiempos modernos.
Esos son los integrantes de la comisión directiva: el presidente, el secretario, el tesorero, etc... Son los dirigentes de la institución, los que han decidido aportar lo más valioso que tienen -su tiempo de vida- para que la Asociación camine, proyecte, crezca y sea un orgullo para el pueblo o la ciudad.
Crecer en la institución bomberil, a cualquier edad, es la mejor escuela que se puede hacer.
La convivencia genera conflictos
Alguien ha dicho que donde hay dos personas hay un conflicto. Y eso es una gran verdad.
Esto sucede porque tenemos distintas visiones y distintos sentimientos, así como intereses y deseos por momentos contrapuestos.
Si no fuera así, el mundo sería extremadamente aburrido y la sociedad no progresaría. La humanidad avanza porque el ser humano busca permanentemente mejores condiciones y calidad de vida.
Las instituciones bomberiles albergan todo tipo de personas. Algunas que buscan su crecimiento personal a cualquier precio, otros que quieren compartir sus experiencias y consensuar sus intereses y otros sólo buscan aprovecharse de alguna circunstancia en exclusivo beneficio personal, aún a costa de perjudicar a otros. Algunos buscan sólo alguien a quién querer y brindar su capacidad de afecto. Los une una vocación de servicio, una institución y un conjunto de normas que hay que respetar.
El momento típico que genera conflictos en las instituciones bomberiles es el de dirigentes versus cuerpos activos. La razón de fondo es el encuentro de roles superpuestos que por momentos genera confusión en el espacio de actuación de ambos estamentos. Cuando aparecen estos conflictos se generan sentimientos de rechazo, incomprensión, celos, resentimientos y otras cuestiones difíciles de manejar.
La regla que es aconsejable seguir para enfrentar situaciones de crisis es la siguiente:
Primero: Tomar conciencia de que los intereses finales de ambas partes apuntan a lo mismo: el fortalecimiento de la Asociación , y que por lo tanto es indispensable llegar a un entendimiento en beneficio de la institución que es el bien que hay que proteger. Ver en primer lugar si no hay alguna normativa o disposición que prevea una solución al tema en conflicto.
Recordar siempre que toda institución tiene roles claramente definidos para quienes son dirigentes (vinculados al hecho de Gobernar la Institución ) y roles definidos para los bomberos (vinculados a la situación de ejecutar o accionar las decisiones). Respetar estos roles o pautas básicas es indispensable para que la institución funcione.
Segundo: Si el conflicto no tiene antecedentes ni normativas que lo regulen, hay que dejar de lado las cuestiones personales y subjetivas, tratando de entender al otro, ponernos en lugar de él y evitar la violencia verbal o los gestos demasiado duros. Si ésta situación ya se produjo, es aconsejable pedir disculpas y tratar de retomar el diálogo.
Tercero: Hay que encontrar el punto de coincidencia en base a las cosas que nos unen, que siempre son más que las que dividen. Luego pensar lo que pasaría si no se llega a un acuerdo en el sentido de que ello tendría un alto costo para la institución y es lo que hay que tratar de evitar.
Cuarto: Si todo esto fracasa por la actitud obcecada de una de las partes o porque nadie está dispuesto a ceder, hay que intentar buscar la mediación de una tercera persona que dé garantías de imparcialidad y ponerse de acuerdo en respetar su veredicto.
Como vemos, buscar una solución superadora a un conflicto no es algo imposible, aunque nadie dice que sea fácil.
Construir un ambiente de buena convivencia es indispensable. Disfrutar de la vida social dentro de la institución es lo mejor que nos puede pasar y esa construcción depende de cada uno de nosotros, de la inteligencia social que tengamos para no caer en el divisionismo y la intolerancia.
Crecer en una institución sana es lo mejor que nos puede pasar. Depende de todos nosotros.
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